
Las tierras despiertan
Temibles rumores se esparcen como un reguero de pólvora: la tierra está viva. Se mueve, caza, asesina. Esto va más allá del normal estado caótico de Zendikar. Ahora es más violento y activo de lo que nadie haya visto antes. Un explorador aterrado regresó a la Casa expedicionaria de Akoum afirmando que un precipicio cobró vida y sorprendió a su grupo. El único sobreviviente de una expedición arqueológica vuelve a Ciudad Hada, sus compañeros fueron destrozados por una criatura formada por el mismo bosque. Los vampiros se apretujan en la ciudad de Malakir para evitar los pantanos vivientes que se tragan todo lo que se aproxime a su masa pestilente.

Pronto fue innegable: las tierras de Zendikar habían despertado. Como si la tierra tuviera una enfermedad, y un sistema inmune reaccionara violentamente para liberarse de la infección. La tierra se traga gigantescos bosques, sólo para que regresen como elementales primordiales. En Akoum, rebaños de bestias de piedra surgen de las montañas y se deslizan ladera abajo. Estos vástagos de la tierra son mortales, feroces e iracundos, e intentan matar todo en su camino.

Esta es una nueva amenaza, pero nadie puede definir qué causa este problema. Algunos tritones dicen que el saqueo de los sitios sagrados ofendieron a los dioses. Los kor buscan respuestas en las líneas sagradas de sus ancestros. Las diversas tribus de elfos se culpan unas a otras. Las acusaciones vuelan entre razas y campamentos. Enfrentados con nuevos y misteriosos peligros, el miedo y la incertidumbre se intensifican entre la gente.