Maestro, discípulo, viajero, padre, mago del tiempo... Planeswalker. De estudiante en la Academia tolariana a salvador del Multiverso como miembro de los Guardianes, Teferi ha tenido una vida larga y fascinante que ya supera los 1200 años. Usando un poco de magia del tiempo, hemos logrado entrevistar a figuras clave a lo largo de la historia de este personaje. Entonces, ¿qué hace que Teferi sea...Teferi? Averigüémoslo. Esto es Behind the Magic.

LA ACADEMIA TOLARIANA

Decir que Teferi fue un niño prodigio sería como afirmar que Karn tiene talento como pisapapeles. Su potencial mágico era tan inmenso que lo admitieron como estudiante en una de las primeras promociones de la Academia tolariana. La institución, fundada por el Planeswalker Urza y el archimago Barrin, se creó con el propósito de formar a una generación de magos de élite capaces de hacer frente a la acechante amenaza pirexiana. Necesitaban discípulos poderosos y disciplinados..., aunque eso no fue lo que hallaron exactamente en Teferi.

Hemos tenido ocasión de conversar con Barrin, uno de los cofundadores de la Academia tolariana.

BEHIND THE MAGIC: Es un placer contar con su visita, señor.

BARRIN: Sí, sí, sí. ¿De qué querías hablar? Tengo muchos asuntos que atender hoy. Bueno, todos los días.

BTM: Nos gustaría hacerle algunas preguntas acerca de uno de sus alumnos, Teferi.

BARRIN: Querrás decir mi exalumno Teferi.

Barrin se masajea las sienes.

BARRIN: Está bien. Pregunta, pero no nos demoremos.

BTM: ¿Qué clase de alumno era?

BARRIN: Un chiquillo astuto y un tanto gamberro. Arrogante, pero lo bastante inteligente como para permitírselo. Incluso diría que era un genio. No había visto a alguien con semejante talento desde...En fin, que no se entere de que esto lo digo yo, pero algún día tal vez supere incluso a Urza. ¿Sabías que en su primera semana como alumno ya creó un hechizo que ningún miembro del claustro había visto jamás?

BTM: ¿De verdad? Si posee una mente tan brillante, ¿por qué ya no es un alumno?

BARRIN: Crear un hechizo nuevo es una cosa, y otra muy distinta es utilizarlo para colar miles de huevos de mosquito en el despacho de tu instructor y hacer que eclosionen a la vez. Por supuesto, aquello fue otro hito en el campo de la magia, así que debo reconocerle el mérito a pesar de mis otras opiniones al respecto. Sin embargo, el quid de este asunto es que la educación tradicional no resulta adecuada para todo el mundo. Teferi aprenderá más consigo mismo que con ningún profesor de la Academia.

BTM: Entonces, ¿lo expulsaron?

BARRIN: No entraré en detalles, pero con el tiempo, tras años de incidentes parecidos, Teferi entró en el despacho de Urza como alumno de la Academia y salió como un hombre independiente. No es asunto tuyo si se marchó por voluntad propia o si fue expulsado. Por lo que a mí respecta, solo le deseo la mayor de las suertes a mi pupilo más frustrante y predilecto.

BTM: Muchas gracias por su tiempo.

BARRIN: Que tan valioso es.

Aunque abandonó la Academia, Teferi había aprendido lo suficiente (con otros y por cuenta propia) para convertirse en un poderoso mago del tiempo. Cuando regresó a su tierra natal de Zhalfir, ubicada en Jamuraa, no tardó en convertirse en el mago real de la corte zhalfirina. A medida que su poder y su influencia crecían, los utilizó para realizar experimentos arriesgados con la magia del tiempo y el cambio de fase... hasta que ocurrió algo inesperado. No se trató de una desgracia, sino de algo muy distinto. Algo cambió en su interior: una chispa se encendió. Teferi se había convertido en un Planeswalker.

LA GUERRA DEL ESPEJISMO

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Ilustración de Ethan Fleischer

Teferi estaba exultante con su nuevo poder. Tenía la capacidad de llevar sus experimentos a otro nivel y de hacer cualquier cosa que fuese necesaria para encontrar un modo de vencer a los pirexianos. Tras renunciar a su cargo de mago real, se retiró a una isla oculta en la que podía trabajar a conciencia. Y su labor comenzó, desde luego. Con sus poderes mágicos amplificados, Teferi realizó un hallazgo tras otro y profundizó en la naturaleza de la magia del tiempo. Hasta que un día, tanto él como los demás seres vivos de la isla salieron de fase y desaparecieron de la existencia.

Este fue el suceso que incitó una de las guerras más largas y sangrientas de la historia de Jamuraa. La magia del hechizo de Teferi atrajo a tres individuos poderosos: Mangara de Córondor, Kaervek de las Islas Ardientes y Jolrael de la jungla de Mwonvuli. Hemos hablado con Mangara sobre lo ocurrido en aquellos tiempos.

Mangara, el Diplomático | Ilustración de Howard Lyon

BEHIND THE MAGIC: Muchas gracias por aceptar la invitación, Mangara.

MANGARA: El placer es mío. ¿Les apetece un té?

BTM: Bueno, estamos en nuestro estudio y no... Ah, veo que sabe usted conjurar té. Yo estoy servido, gracias..., pero el técnico de sonido dice que sí. Aquí tienes, Jeff. Je, con razón le llaman a usted el Diplomático.

MANGARA: No es más que un sencillo hechizo de cortesía. Dígame, ¿de qué le gustaría hablar?

BTM: ¿Puede decirnos qué sucedió a partir de cierto día en la isla de Teferi?

MANGARA: Faltaría más. Aquel día me encontraba disfrutando de un té, como ahora, cuando de pronto percibí algo muy extraño. Parecía que un hechizo de proporciones inmensas me llamaba. Por tanto, apuré la taza y viajé a la fuente de aquella sensación. Cuando llegué, la isla estaba totalmente vacía. No había árboles, ni hierba ni el más diminuto insecto. Estaba desierta por completo. Otros dos magos poderosos llegaron al mismo tiempo que yo. Por un lado estaba Jolrael, la emperatriz de las bestias; una mujer que llevaba una vida retirada en la jungla, donde residía en un palacio que construyó ella misma, con animales súbditos como única compañía. Por otra parte estaba Kaervek, un hombre con ambiciones siniestras y aliados en Urborg lo bastante poderosos para respaldarlo. Los tres nos quedamos perplejos al ver lo que había ocurrido. Ninguno conocía aún a Teferi, así que no sabíamos nada sobre sus experimentos. Acordamos asentarnos cerca, en Jamuraa, para investigar juntos la isla. Hubiera podido ser una colaboración tan fructífera...

BTM: Supongo que Jamuraa no ofrecía unas condiciones ideales para trabajar.

MANGARA: En efecto, suponía todo un problema. Yo intentaba centrarme en deshacer el hechizo de Teferi, pero no dejaba de estallar una guerra tras otra. Al final, hice lo más sensato y negocié la paz entre todas las naciones de Jamuraa.

BTM: ¿Todas?

MANGARA: Hasta la última. Por supuesto, Kaervek no lo vio con buenos ojos. El muy zorro planeaba conquistarlas, así que la paz recién forjada era un obstáculo para sus maquinaciones. Convenció a Jolrael, que estaba poco acostumbrada a los engaños del ser humano por aquello de vivir sola en la jungla y tal... En fin, convenció a Jolrael de que yo era un conquistador, no un conciliador, y juntos me encerraron en una prisión de ámbar.

Kaervek
Kaervek, el rencoroso | Ilustración de Daarken

BTM: ¿Cómo ha dicho?

MANGARA: A mí también me asombró, la verdad. Pero no hablamos de mí, sino de Teferi. Avancemos un poco en la historia. Las guerras continuaron durante un tiempo, hasta que, de pronto, Teferi y todos los seres vivos de su isla volvieron a aparecer como si nunca se hubieran esfumado. Yo seguía atrapado en el ámbar, pero Jolrael se dio cuenta de que la estaban engañando y acudió a Teferi en busca de ayuda.

Jolrael
Jolrael, ermitaña de Mwonvuli | Ilustración de Izzy

MANGARA: Teferi, más precavido tras su reciente error, prefirió no desatender sus experimentos para evitar que causaran más problemas. No podía abandonar la isla e intervenir en persona, así que, ¿cómo solucionó la situación? Con una jugada propia de un genio, Teferi decidió enviar visiones a los líderes de Jamuraa para conducir la guerra hacia su fin. ¡Fue una táctica magistral! Los líderes siguieron sus instrucciones, yo fui liberado, encerré a Kaervek en el ámbar (deliciosa ironía, si se me permite decirlo) y la guerra concluyó.

BTM: ¿Pasaste un tiempo con Teferi después de aquello? ¿Qué puedes contarnos acerca de él?

MANGARA: Lo conocí cuando la guerra terminó por completo y tuvimos ocasión de sentarnos a conversar. Usaba el humor para evitar algunos temas, aunque entiendo que se trata de su forma de ser, pero vi en él a un hombre que se familiarizaba paso a paso con la idea de la grandeza. Poca gente se espera recibir un poder casi divino, y menos gente aún es capaz de asimilarlo bien. Creo que, con el tiempo, se acostumbrará a sus habilidades y hará del mundo un lugar mejor.

BTM: Muchas gracias por compartir sus reflexiones.

MANGARA: Ustedes llámenme y yo responderé.

El tiempo avanzó inexorablemente, como de costumbre, y el mayor temor de Dominaria se hizo realidad: los pirexianos se disponían a invadir el mundo. El Planeswalker Urza llevaba mucho tiempo preparándose para aquel momento y Teferi tenía un papel que desempeñar. Veamos qué nos cuenta él mismo al respecto.

Tutelaje de Teferi
Tutelaje de Teferi | Ilustración de Ilse Gort

TEFERI: ¿De verdad se está haciendo una...crónica sobre mí? Bueno, me siento halagado, aunque...Ah, ¿que ya hemos empezado?

Teferi carraspea.

TEFERI: Hola, soy Teferi, el mayor mago de todos los tiempos. Es broma, es broma. En fin, soy Teferi, pero ya no soy aquel Teferi. Hay bastante diferencia.

BTM: Se ha vuelto usted más relajado con la edad.

Teferi se ríe.

TEFERI: Exacto. A mis 1200 años, he aprendido a ser un poquito más humilde.

BTM: 1200 años dan para que una persona cambie.

TEFERI: Muy cierto.

BTM: La verdad es que nos gustaría hablar de algo que ocurrió hace mucho, cuando usted era un poco... confiado en exceso, digamos.

TEFERI: Imagino de qué sucesos se trata. Muy bien, ¿de qué catástrofe vamos a charlar?

BTM: La invasión pirexiana.

TEFERI: Uf... La invasión... No me siento orgulloso de lo que hice, pero prefiero contarlo yo mismo a que lo hagan otros.

BTM: ¿Qué fue lo que sucedió?

TEFERI: Todos sabíamos que la invasión se avecinaba. Urza y Barrin se habían preparado para ella durante mucho tiempo y yo estaba al corriente de algunos de sus planes.

BTM: ¿Mantuvo el contacto con ellos al irse de la Academia?

TEFERI: Por supuesto. Tenía un trato muy cercano con los dos. ¿Con cuál de ellos...?

BTM: Hemos hablado con Barrin.

TEFERI: El abuelete... Todavía no he vivido tanto como él, y eso que soy muy anciano. Seguro que solo dijo cosas bonitas acerca de mí.

BTM: Rezumaba positividad.

TEFERI: Mmm... Volviendo al tema, cuando empezó la invasión, comencé a preparar las defensas de Zhalfir con Jhoira, mi antigua compañera de clase. Entonces, Urza acudió exigiendo que le ayudase a ejecutar su plan para salvar Dominaria...costase lo que costase. Aquellos costes ya habían causado la destrucción de Benalia... y jamás le permitiría sacrificar Zhalfir.

BTM: ¿Qué ocurrió entonces?

TEFERI: Los pirexianos se aproximaban a mi tierra natal y Urza tenía planes en otra parte que requerían distraer a Pirexia. Zhalfir sería...el cebo. Por tanto, actué como creí que era mi deber, e hice que Zhalfir saliera de fase. Toda la nación abandonó la existencia. No podía permitir que mi gente luchase y muriese a manos de Yawgmoth; metafóricamente, porque creo que Yawgmoth no tenía manos, sino apéndices oscuros y humeantes.

Luego fui a Shiv e hice lo mismo: saqué el continente de fase para protegerlo.

BTM: ¿Para proteger la tierra natal de Jhoira?

TEFERI: La tierra natal de muchos.

BTM: ¿Qué pasó a continuación?

TEFERI: Bueno, aquel fue uno de los mayores remordimientos de mi vida, pero me marché. Hacer que las dos regiones salieran de fase agotó mi poder y no me quedaba nada para enfrentarme a los pirexianos, así que me marché. Si entonces hubiera sido el hombre que soy ahora, me habría quedado a luchar a toda costa, pero no lo era, de modo que no lo hice.

BTM: ¿Se podría decir que este remordimiento es una parte de lo que te convirtió en el hombre que eres ahora?

TEFERI: Siendo generosos, desde luego que se podría decir.

Teferi se ríe.

TEFERI: No, tienes toda la razón. Ese arrepentimiento afecta a muchas de mis decisiones hoy en día. Pero seguro que te preguntas cómo hice que Zhalfir y Shiv regresasen, ¿cierto?

BTM: Bueno...

TEFERI: Sí, ¿verdad? Pues hablemos de mi otro gran pesar. Resulta que utilizar la magia del tiempo para hacer que regiones enteras dejen de existir no es muy sano para la naturaleza de la realidad. Estaba tan preocupado por la arrogancia de Urza que no supe ver la mía. Qué irónico, ¿a que sí? Cuando empezaron a abrirse grietas temporales por toda Dominaria, tuve que sacrificar mi chispa para traer de vuelta el continente de Shiv y cerrar las grietas.

BTM: ¿Y Zhalfir?

TEFERI: Zhalfir...todavía está ahí fuera, en alguna parte. Su gente...Mi gente aún está en algún lugar. Algún día, mis manos restaurarán Zhalfir.

BTM: Entonces, perdió usted su chispa y dejó de ser un Planeswalker. ¿Qué decidió hacer?

TEFERI: Odio decirlo, pero me oculté. Me acusaban de erradicar un país entero, lo que en el fondo era la verdad. No podía seguir siendo un personaje público ni aunque lo hubiese querido. Mis poderes eran un fragmento de lo que habían sido, pero usar la magia del tiempo durante siglos hizo que envejeciera extremadamente despacio. Deambulé por Jamuraa como un náufrago en los mares del tiempo.

BTM: ¿Cómo volvió a encontrar un propósito?

TEFERI: Al igual que mucha gente, hallé un apoyo firme en los brazos de un ser querido. Durante mis viajes conocí a una mujer llamada Subira. Era la líder de una caravana, la más antigua de Jamuraa; de hecho, ya existía incluso antes de que yo naciera. Subira tenía un ingenio tan agudo como el cristal de Talruum, y podía ser el doble de letal si decidía usarlo contra ti. Cuando nos conocimos, ella de verdad me consideraba un asesino, pero en cuanto la convencí de que matar gente no iba conmigo, empezamos a congeniar.

Subira, caravanista tulzidi | Ilustración de Leesha Hannigan

TEFERI: Decidí viajar con la caravana durante una semana, que luego se convirtió en un mes, y ese fue el mes más feliz de toda mi vida. Subira y yo nos casamos al poco tiempo y llevamos una vida sencilla y feliz durante años. Tuvimos una hija maravillosa, Niambi, que me recuerda mucho a su madre. Pero...la echo tantísimo de menos. Creo que es un buen momento para hacer una pausa.

BTM: Estoy de acuerdo. Gracias por compartir tantas cosas con nosotros.

Teferi, un Planeswalker todopoderoso. Teferi, un hombre de familia. Son dos identidades tan dispares que puede resultar difícil creer que se refieren a la misma persona. Ya hemos oído hablar mucho sobre la primera, así que nos hemos puesto en contacto con Niambi, la hija de Teferi, para que nos hable de la segunda.

Niambi, Esteemed Speaker

NIAMBI: ¿Que qué clase de padre era? No hubiese podido pedir uno mejor. Es un hombre amable y comprensivo que encuentra la felicidad en todas las facetas del mundo.

BTM: ¿Cómo fue tu juventud? ¿La familia tuvo que ocultarse?

NIAMBI: No, no, en absoluto. Había pasado tanto tiempo que muy poca gente reconocía a mi padre, siempre y cuando usase otro nombre. Mis padres dejaron la caravana y se establecieron durante una temporada lo bastante larga como para tenerme. Por desgracia, el corazón de mi madre pertenecía a los caminos, así que volvió a la caravana cuando yo era muy joven. Nos visitaba siempre que podía, pero el que me crio fue mi padre.

BTM: ¿Cómo se sentía Teferi durante las ausencias de su esposa?

NIAMBI: Nunca parecía que le molestaran mucho o, como mínimo, no lo mostraba. Creo que un sinfín de gente había aparecido y desaparecido en su vida a lo largo de tantos años, y sabía apreciar los regresos de mi madre. Lo que sé con certeza es que se amaron hasta que ella falleció.

BTM: ¿Teferi te contaba historias de su pasado?

NIAMBI: De niña, solía contarme relatos que me fascinaban. Hasta que me hice adulta, no me dijo que todos habían ocurrido de verdad. Es un hombre distinto del que se habla en las historias. El recuerdo de Zhalfir lo atormenta e influye en todas sus decisiones.

BTM: Debes de tener unos 50 años. ¿No se te hace raro que tu padre aparente la misma edad?

NIAMBI: Lo único que me resulta raro es que yo sea la más madura de los dos.

Niambi se ríe.

NIAMBI: Hablando en serio: me acostumbré a la idea al ver que él apenas había envejecido durante mis 40 primeros años de vida. Si algún día regresase a casa convertido en un espíritu de Urborg, ni me inmutaría.

Unos cincuenta años después del nacimiento de su hija, el pasado de Teferi llamó a su puerta. Capitaneando el Vientoligero, la famosa aeronave, su amiga Jhoira le dio dos sorpresas que le cambiaron la vida. La primera fue su chispa de Planeswalker, contenida en una piedra de poder y lista para que la reclamase. La segunda fueron sus futuros camaradas: los Planeswalkers Gideon, Liliana y Chandra, del grupo conocido como los Guardianes. Juntos, y con ayuda de muchos otros Planeswalkers, se disponían a enfrentarse al dragón anciano Nicol Bolas para salvar el Multiverso.

Nos hubiera gustado sentarnos a hablar con Chandra y hacerle algunas preguntas acerca de su nuevo compañero, pero no tenía ningún hueco en su agenda. Por suerte, hemos podido charlar unos minutos con ella mientras trabajaba.

BTM: Chandra, ¿te pillamos en mal momento?

CHANDRA: Nah, solo me estoy ocupando de ese bicharraco. ¿Cómo va a ser un mal momento?

Chandra se enfrenta a un enorme reptil cuadrúpedo que la triplica en altura. Parece que llevan un rato luchando; el monstruo está chamuscado y Chandra empieza a agotarse. Puede que se harte de nosotros antes siquiera de empezar la entrevista.

BTM: Nos gustaría hacerte unas preguntas acerca de Teferi.

CHANDRA: ¿Teferi?

Parece que hemos captado su interés. Por desgracia, justo entonces, el monstruo le asesta un potente coletazo en las costillas. Chandra sale volando y se vuelve hacia nosotros cuando se levanta.

CHANDRA: Un momento.

Se gira hacia el monstruo y sus ojos (y su cabello) se encienden con intensidad.

CHANDRA: ¡Estoy en medio de una entrevista!

Chandra alza las manos y desata un torrente de llamas que envuelven al monstruo. Un chillido agudo llena el aire y la criatura se torna roja cual langosta cocida. Cuando la llamarada cesa, el monstruo queda reducido a una cáscara ennegrecida en el suelo. Chandra se acerca y, resoplando, apoya la espalda en la bestia carbonizada.

CHANDRA: Bueno...¿Qué querías preguntar...sobre Teferi?

BTM: Lo conoces desde hace poco, ¿verdad? ¿Qué clase de persona es?

Chandra se toma unos segundos para recuperar el aliento y luego se lanza a hablar a toda prisa.

CHANDRA: ¿Alguna vez te pasó eso de que conoces a una persona y sabes que te llevarás bien con ella? Pues fue lo que me pasó con Teferi, que es un tipo gracioso y, encima, me ayuda un montón a quemar a los malos porque me los deja bien quietecitos. Es como un padre, solo que hace magia con el tiempo. Oye, ¿no tendrás algo de agua por ahí? Tengo la garganta como una lija.

Chandra rechaza una botella de agua con gas de importación, pero bebe de un trago una cantimplora con agua normal y corriente.

CHANDRA: Mira, justo el otro día me dijo que le recordaba a él cuando era joven. Luego soltó un suspiro tremendo, cosa que me preocupó un poco, pero en general parece un hombre alegre. Si llego a vivir 1200 años, espero ser como él.

BTM: Ha pasado por muchas penurias.

CHANDRA: Pues sí, pero...es un héroe, vamos. Él no lo diría, pero vi con mis propios ojos las cosas que hizo en Dominaria y Rávnica. Igual metió la pata en el pasado, sí, y ya me lo contará cuando esté listo. Pero si me preguntan qué tipo de hombre que es ahora, diré que es un héroe.