Zendikar es un mundo de incomparable belleza natural, pero también de peligro; un turbulento plano de maná salvaje, meteorología inestable y terrenos flotantes. El plano está totalmente devastado debido a unos movimientos sísmicos repentinos conocidos como “la Turbulencia”.” Las violentas alteraciones del paisaje hacen que la vida allí esté llena de peligros, sobresaltos y aventuras. Los ríos caen en cascadas por encima del horizonte. Los picos escarpados amenazan con aplastar a quien ose escalar sus muros. Bosques exuberantes y pantanos turbios yacen en ruinas inexploradas donde se esconden antiguos secretos. Las gigantescas formaciones rocosas conocidas como edros, creadas por los Planeswalkers Ugin, Sorin y la litomante Nahiri, perduran como recuerdo de una era más tranquila en el plano. Una era anterior a la liberación de los Eldrazi.
Los Eldrazi, tres entidades inescrutables de la Eternidad Invisible, tenían la capacidad de viajar entre los planos para devorar mundos. Como los antiguos Planeswalkers no eran rivales para los titanes, usaron edros para atraerlos, contenerlos e inmovilizarlos. Durante milenios, permanecieron atrapados en un estado inerte hasta que unos Planeswalkers más jóvenes los liberaron sin darse cuenta.
Libres de su prisión, los titanes eldrazi invocaron a sus engendros y se extendieron por el plano, consumiendo dos de los siete continentes de Zendikar y dejando terrenos marchitos y paisajes imposibles a su paso. Los zendikari que sobrevivieron a la destrucción se adaptaron y formaron alianzas: kor y tritones, elfos y humanos; incluso se unieron los linajes de vampiros más orgullosos y letales de Guul Draz. Gracias a la ayuda de los cuatro Planeswalkers que fundaron los Guardianes, Gideon Jura, Nissa Revane, Jace Beleren y Chandra Nalaar, los titanes Ulamog y Kozilek sucumbieron cerca de la ciudad de Portal Marino. Zendikar sigue en proceso de recuperación, ya que todavía cuenta con grandes zonas deshabitadas y devastadas.