La adoración que siento por el sistema de colores no es ningún secreto. Este sistema son los cimientos sobre los que se sostienen tanto las mecánicas como la ambientación de Magic. El verano pasado escribí una serie de cinco artículos en los que revisé las filosofías de los colores (blanco, azul, negro, rojo y verde).

Hoy quiero examinar los cinco colores con un enfoque distinto: el de los cinco conflictos básicos que existen en el sistema de colores. Además de analizarlos por separado, también explicaré cuáles son los puntos en común que hay entre ellos.

Antes de hablar sobre los conflictos, creo que conviene repasar brevemente la filosofía de cada color (todas ellas extraídas de los cinco artículos que he mencionado antes).

Blanco

El blanco quiere la paz.

Cuando el blanco mira alrededor, ve un mundo que sufre. Hay muchas personas que luchan para sobrevivir día a día, aunque el mundo tenga los recursos necesarios para que nadie deba pasar penurias. Hay suficiente para que todo el mundo tenga lo que necesita (pero no lo que quiere). El sufrimiento es consecuencia de los individuos que no dan prioridad al bien colectivo.

El blanco quiere crear un mundo donde no exista el sufrimiento innecesario y la vida sea lo mejor posible para cada individuo. La clave para conseguirlo es enseñar a las personas la importancia de obrar en beneficio del grupo, incluso si esos actos tal vez no las beneficien a ellas.

El problema de este plan es que solo puede salir adelante si todo el mundo persigue el mismo objetivo. En cuanto algunos individuos den prioridad a otras cosas, como sus propios deseos, el plan se derrumbará. Esto significa que el blanco debe esforzarse muchísimo para conseguir que la comunidad entienda el poder que tiene en sus manos y para lograr que lo utilice con lo que de verdad importa.

El blanco quiere que toda la gente posible comprenda sus valores y los comparta. Sin embargo, también sabe que, para cumplir su meta final, algunos individuos necesitarán que los guíen por esa senda, en lugar de dejar que la recorran por sí mismos.

Azul

El azul quiere la perfección.

Este color considera que todos y cada uno de nosotros venimos al mundo como un diamante en bruto y tenemos el potencial para convertirnos en lo que queramos. El sentido de la vida es descubrir qué podemos lograr mediante la educación, la experiencia y las herramientas adecuadas. Es importante señalar que no se trata de un propósito con un final, sino que continúa durante toda la vida. Siempre habrá cosas que podamos hacer para mejorar, cambiar o adaptarnos. El camino de la vida es un descubrimiento constante en el que tratamos de crecer como individuos.

Para que las personas puedan hacer esto, debe haber una sociedad que acepte y fomente dicho comportamiento. Las oportunidades educativas son fundamentales. Los lugares donde experimentar cosas mediante ensayo y error son imprescindibles. La disponibilidad de herramientas de primera calidad debe ser un derecho de todo ciudadano.

Por otro lado, este estilo de vida requiere una actitud adecuada. Hay que mostrarse abierto a las posibilidades, pero sin apresurarse demasiado por ponerse en acción. El azul afirma que existen muchas fuerzas, incluso interiores, que pueden llevar a la gente por mal camino. El tiempo es un recurso valioso porque solo con él se pueden lograr las cosas necesarias para progresar. Esto significa que las personas deben ser cautas y reflexivas cuando tomen decisiones. Es mejor valorar cuidadosamente las opciones de uno y elegir la correcta, en vez de tomar una decisión apresurada.

El azul es metódico y preciso, porque cuando uno se plantea convertirse en el mejor individuo que pueda llegar a ser, no puede permitirse el lujo de cometer errores. Bueno, a menos que se cometan en un entorno controlado.

El azul desea perfeccionarse a sí mismo y también quiere perfeccionar el mundo en el que vive. Parte del motivo es que este color quiere garantizar el acceso a los recursos que necesita, pero también porque considera que un factor necesario para desarrollar el potencial de uno implica vivir en un mundo que está desarrollando su propio potencial. Por tanto, el azul es el color más interesado en el progreso tecnológico y el que más interés siente por utilizar las versiones más actuales y óptimas de las herramientas a su alcance.

Negro

El negro quiere el poder.

El negro considera que los demás colores ven el mundo como les gustaría que fuese. Por tanto, él es el único realista, el único que ve el mundo como realmente es. Cada persona es libre de tener lo que le plazca, siempre y cuando disponga del poder necesario para conseguir y conservar las cosas. Esto hace que el poder sea el recurso más importante, ya que es lo único que puede garantizar nuestra capacidad para controlar nuestra vida y, por tanto, nuestra felicidad.

La gente debe entender que el negro no ha hecho que el mundo sea codicioso: el mundo ya era así y el negro solo ha aprendido a prosperar en él. Este color tiene dos grandes bazas a su favor. La primera, que entiende y acepta el sistema mejor que ningún otro. Y la segunda, que no se pone restricciones a sí mismo que puedan obstaculizar su camino hacia el éxito.

La filosofía del negro es muy simple: nadie vela mejor que uno mismo por los intereses propios. Por tanto, si todo el mundo se preocupa por sus intereses, el resultado es un sistema en el que siempre hay alguien que cuida de cada persona. Por otro lado, el sistema del negro permite que cualquier persona tenga la oportunidad de prosperar. ¿Serán todas capaces de hacerlo? Por supuesto que no; y de nuevo, esto no es culpa del negro. Simplemente, las cosas funcionan así.

Los débiles fracasarán. Eso es lo que les convierte en débiles. Hacer algo para ayudarles es tanto una forma de posponer lo inevitable como un riesgo a que nos arrastren hacia el fracaso. Para el negro, no es una cuestión personal: este color tan solo hace lo que necesita para triunfar. Si los demás no pueden hacer lo mismo, bueno, pues se merecen lo que les depare el destino. Los otros colores consideran que esto es una señal de que el negro es despiadado, pero él sabe que solo está siendo pragmático.

Siempre habrá gente que sufra. De nuevo, esto no es culpa del negro. Es una realidad inevitable de la vida. Simplemente, el negro es el único color que reconoce la verdad y actúa en consecuencia.

Rojo

El rojo quiere la libertad.

Todo el mundo parece estar dándole vueltas al sentido de la vida. El rojo no lo hace, porque él ya conoce la respuesta: el corazón te dicta lo que debes hacer; tan solo hay que escucharlo y actuar en consecuencia. No es ningún misterio, porque todos recibimos un bombardeo constante de sensaciones que nos guían por el camino correcto. El problema es que los demás colores ignoran este mensaje.

La vida es una aventura y cada persona tiene que experimentar la suya. La clave es prestar atención a tus emociones y dejar que te guíen. Si estás feliz, ríe. Si estás triste, llora. Si estás enfadado, pégale a algo. Si tienes miedo, huye. Escucha a tu voz interior y tendrás la ocasión de descubrir todas las cosas que la vida puede ofrecer.

Hay demasiada gente que se pasa la vida cuestionando las decisiones que ha tomado. El rojo, no. El rojo vive en el presente, es espontáneo y se lanza a todas las aventuras que se le presenten. Este color sabe que, en su lecho de muerte, podrá volver la vista atrás y recordar una vida plena y sin remordimientos. Eso es todo lo que el rojo quiere: la posibilidad de vivir haciendo lo que le plazca.

Eso no significa que el rojo viva por su cuenta, sino todo lo contrario. Relacionarse con los demás forma parte de la vida. El rojo sabe lo que son la pasión, la lealtad, la camaradería y el deseo. Cuando estrecha un vínculo con los demás, lo hace con afecto y determinación. Ya se trate de un amante o un amigo, el rojo es de los que siempre estarán ahí cuando les necesites. Bueno, salvo que la vida le lleve a otro lugar durante un tiempo... Pero cuando regrese, ahí estará.

Los desconocidos podrían pensar que el rojo es un poco caótico, pero eso se debe a que no entienden lo que alberga su corazón. No pueden sentir las emociones que guían al rojo. Vivir la vida al máximo requiere mucha dedicación y perseverancia, pero el rojo siempre está dispuesto.

Verde

El verde quiere la aceptación.

Los demás colores siempre piensan en cómo cambiarían el mundo para convertirlo en un lugar "mejor". El verde es el único que no quiere cambiarlo, porque está convencido de que el mundo ya es perfecto. El orden natural es un fenómeno digno de admiración y tiene las respuestas a todos los problemas de la vida. La clave es aprender a tomarse las cosas con calma y aceptar lo que tenemos ante nosotros.

Cada individuo nace con todo el potencial que necesita. El secreto para ser feliz consiste en reconocer el papel para el que nacimos y aceptarlo; en otras palabras, hacer lo que estamos destinados a hacer. El mundo es un sistema complejo y todos nosotros cumplimos una función. Además, no tenemos que ir en busca de ella, puesto que se encuentra en nuestros genes y siempre nos acompaña. Solo tenemos que mirar en nuestro interior.

También debemos entender cómo encajamos en el entorno. La naturaleza tiene una estructura hermosa. La vida consiste, en parte, en comprender cuál es nuestro papel y cómo nos une a la red de la vida. No estamos solos, sino que formamos parte de un sistema complejo y repleto de interdependencias.

El problema es que ocurren tantas cosas a nuestro alrededor que resulta fácil perder la noción de lo que ya estaba ahí. Mucha gente se distrae tanto con los detalles de su vida que no se molesta en dar un paso atrás y observar el conjunto de las cosas. El verde está convencido de que el resto de los colores no dedican tiempo a apreciar la naturaleza del mundo.

Prosa y conflicto

Si alguna vez os habéis fijado en el dorso de las cartas de Magic, habréis visto este círculo, conocido como la rueda de colores.

Cada color está aliado con los dos colores adyacentes a él y enemistado con los dos que tiene enfrente. Ahora que hemos hablado de ellos por separado, estudiemos qué ocurre cuando los contrastamos con sus enemigos. Como veréis, esto genera cinco conflictos.

El bien colectivo contra el bien individual (blanco contra negro)

El blanco cree en la moral, en que existen verdades absolutas respecto a los conceptos de lo correcto y lo incorrecto. Una de dichas verdades es que la sociedad tiene que velar por sus miembros más necesitados; no es aceptable que una persona se atiborre mientras otra pasa hambre. Por tanto, es esencial que la sociedad se estructure para promover el amparo a quienes más necesiten ayuda.

El negro cree que es importante motivar a la gente para que quiera prosperar, ofreciendo oportunidades a todo el mundo y dejando que quienes se esfuercen cosechen sus recompensas. Si una persona dedica tiempo y energías a hacer méritos, ¿por qué habría de recibir lo mismo que otra persona que ni siquiera se ha molestado en intentarlo? Si quieres que la gente dé lo mejor de sí, tienes que proporcionarle la motivación adecuada.

En resumen, esta es la clásica batalla entre el bien colectivo y el bien individual. ¿La sociedad debería aliviar el dolor o priorizar la motivación? ¿Qué es más importante: la caridad o el mérito? ¿Dejar que la gente fracase es una gran injusticia o una lección importante? ¿Las personas, como sociedad, nos definimos por nuestra forma de tratar a los más débiles o por la de recompensar a los más fuertes?

Para el blanco, esto es una cuestión de responsabilidad social, de garantizar el bienestar de todos. El blanco cree que el negro carece de moral y solo se preocupa por sus intereses egoístas. Este color ve el conflicto como una oposición entre el bien y el mal.

Para el negro, esto es una cuestión de responsabilidad personal, de crear un sistema que incite a la gente a dar lo mejor de sí. El negro cree que el blanco malacostumbra a los débiles y permite que sigan siendo víctimas, en vez de animarles a progresar. Este color ve el conflicto como un contraste entre la incentivación y la indulgencia.

En el fondo, este conflicto trata sobre las prioridades de los individuos en las decisiones que toman.

La mente contra el corazón (azul contra rojo)

El azul cree en el poder del intelecto. Mejorar en lo personal requiere fortaleza mental y ser consciente, centrado, cuidadoso y paciente. Tienes que medir minuciosamente cada paso que das, para así garantizar que siempre avances en la dirección correcta hacia tu meta final. Escucha a tu mente, puesto que ella siempre te guiará por el camino correcto.

El rojo cree en el poder de las emociones. Tu cuerpo te habla y es crucial que no solo le prestes atención, sino que también actúes con espontaneidad y pasión. La clave de la felicidad es escuchar a tu voz interior y vivir sin el remordimiento de no haber perseguido tus sueños. Haz caso a tu corazón, ya que siempre te guiará por el camino correcto.

En resumen, esta es la clásica batalla entre la mente y el corazón. ¿Es mejor escuchar a tu intelecto o a tus emociones? ¿Debes guiarte por lo que piensas o por lo que sientes? ¿Te conviene actuar con prudencia o entregarte al abandono? ¿Qué te aportará más felicidad: la lógica aplicada cuidadosamente o los impulsos seguidos con pasión?

Para el azul, esto es una cuestión de dedicar el tiempo necesario a definir correctamente los detalles de tu vida. El azul cree que el rojo es innecesariamente impulsivo y peligrosamente descuidado. Este color ve el conflicto como un enfrentamiento entre la precaución y la imprudencia.

Para el rojo, esto es una cuestión de comprender las cosas que más te importan y actuar en función de ellas. El rojo cree que el azul es frío y distante. Este color ve el conflicto como un choque entre la pasión y la indiferencia.

En el fondo, este conflicto trata sobre la manera en que vivimos la vida.

El libre albedrío contra el destino (negro contra verde)

El negro cree que cada persona es responsable de crear sus propias oportunidades de progresar en la vida. No hay obstáculo insuperable si estás dispuesto a hacer lo que sea necesario. La clave es entender tu poder interior para propiciar el cambio.

El verde cree que el camino en la vida está predeterminado, que cada persona nace con un papel que debe desempeñar. Tu labor es averiguar cuál es exactamente ese camino, aceptarlo y entonces seguirlo con responsabilidad. En la vida habrá distracciones que te desviarán de él, pero necesitas demostrar entereza y regresar siempre a tu senda.

En resumen, esta es la clásica batalla entre el libre albedrío y el destino. ¿Cuánto control ejerces sobre el rumbo de tu vida? ¿Las decisiones que tomas son elección tuya o forman parte de una especie de plan superior? ¿Puedes cambiar lo que la vida te depara o tu camino está predeterminado?

Para el negro, esto es una cuestión de tener la fuerza necesaria para reconocer que puedes controlar tu propio futuro. El negro cree que el verde es un necio que piensa en cosas que no existen. Este color ve el conflicto como una discrepancia entre el oportunismo y la superstición.

Para el verde, esto es una cuestión de aceptar los patrones intrínsecos del mundo. El verde cree que el negro es un cínico incapaz de ver la verdad que tiene delante. Este color ve el conflicto como una discordia entre la verdad y el escepticismo.

En el fondo, este conflicto trata sobre el papel que desempeñas en tu propia vida.

La libertad contra la seguridad (rojo contra blanco)

El rojo cree que la meta en la vida es que cada persona encuentre sus propias pasiones siguiendo sus impulsos.

Para lograrlo, la gente necesita vivir en una sociedad que priorice las necesidades del individuo, para que cada uno pueda explorar el camino que elija. Debe ser un mundo sin restricciones ni límites.

El blanco quiere crear un mundo que garantice la felicidad del grupo. Una de las claves para lograrlo es asegurarse de que todo el mundo se sienta seguro y amparado. Para ello deben existir normas y reglamentos que impidan que los individuos pongan en peligro al grupo por motivos egoístas.

En resumen, esta es la clásica batalla entre la libertad y la seguridad. ¿Qué es mejor para una sociedad: un mundo en el que la gente pueda actuar con libertad o uno en el que no existan las penurias? ¿Es mejor priorizar la posibilidad de que los individuos hagan lo que quieran o la capacidad de que la sociedad se proteja a sí misma? ¿Un cinturón de seguridad restringe las libertades o salva vidas? ¿Cuánta libertad personal merece la pena perder para conseguir protección social?

Para el rojo, esto es una cuestión de que los demás puedan o no puedan decirte cómo vivir tu vida. El rojo cree que el blanco es un dictador que impone su voluntad de forma injusta. Este color ve el conflicto como una lucha entre la democracia y el fascismo.

Para el blanco, esto es una cuestión de responsabilidad social y de velar por el bienestar general. El blanco cree que el rojo aboga por la anarquía y es un peligro para la sociedad. Este color ve el conflicto como una contienda entre el orden y el caos.

En el fondo, este conflicto trata sobre cuál es la mejor manera de regir nuestras vidas.

La naturaleza contra el progreso (verde contra azul)

El verde cree que cada individuo nace con todas las cualidades que le definirán. Sus virtudes, sus defectos y todo lo que moldeará quién y qué es esa persona se encuentran en su interior: en su composición genética, en su fisiología y en su biología.

El azul cree que todo ser nace como un diamante en bruto y tiene el potencial para convertirse en lo que quiera. Con la educación, la experiencia y las herramientas adecuadas, cada persona tiene la capacidad de elegir sus propios rasgos definitorios y llegar a ser quien ella decida.

En resumen, esta es la clásica batalla entre la naturaleza y el progreso. ¿Qué determina nuestra forma de ser? ¿Nacemos con las cualidades que dictarán en qué nos convertiremos o somos seres capaces de cambiar y convertirnos en lo que deseemos? ¿Nuestro potencial es inalterable o ilimitado? ¿Nos definen nuestros genes o nuestro entorno? ¿Qué es más importante: la sabiduría de nuestro pasado o el conocimiento de nuestro futuro?

Para el verde, esto es una cuestión de que la gente esté o no esté dispuesta a aceptar quién nació para ser. El verde cree que el azul se niega a aceptar quién es en el fondo. Este color ve el conflicto como una disputa entre la aceptación y el rechazo.

Para el azul, esto es una cuestión de que la gente esté o no esté dispuesta a aprovechar el mundo de posibilidades que tiene ante sí. El azul cree que el verde se niega a cambiar. Este color ve el conflicto como una contraposición entre la prosperidad y el estancamiento.

En el fondo, este conflicto trata sobre la identidad y cómo nos vemos a nosotros mismos.

Enemigo en común

Otro aspecto muy interesante de los conflictos de la rueda de colores es que, en esencia, cada color se opone a sus dos enemigos por el mismo motivo.

El blanco contra el negro y el rojo

El blanco quiere la paz. Este color quiere tomar medidas para mejorar la calidad de vida de todas las personas. Sus conflictos son contra las dos fuerzas más capaces de impedirlo: el egoísmo y la imprudencia. El blanco utiliza el orden como herramienta para que la sociedad tome buenas decisiones. Además de eso, fomenta la moral y las leyes civiles, mientras que se apoya en la religión y el gobierno.

El conflicto del blanco con el negro tiene que ver con la moral. El blanco defiende a los débiles haciendo que la gente entienda que su responsabilidad moral es cuidar a los necesitados. El negro socava esa creencia cuestionando que la moral exista, para empezar. Este color se aprovecha del egoísmo de la gente para hacer que solo se preocupe por sus propias necesidades.

El conflicto del blanco con el rojo tiene que ver con el civismo. El blanco defiende a los débiles creando leyes que castigan a quienes se aprovechan de ellos. El rojo socava ese sistema cuestionando la necesidad de dichas leyes. Este color juega con la aversión de la gente a que le digan cómo comportarse.

El conflicto del blanco consiste en sostener una estructura social ante fuerzas que quieren derribarla o incluso impedir que se establezca.

El azul contra el rojo y el verde

El azul quiere la perfección. Este color quiere hacer todo lo posible para crear la mejor versión de sí mismo y de la sociedad. Sus conflictos son contra dos fuerzas que empujan en dirección contraria a ese objetivo: la falta de visión a largo plazo y la resistencia al cambio. El azul utiliza el conocimiento como herramienta para informar a las personas sobre su potencial. Este color apoya la educación, la formación y la creación de herramientas, con el fin de que la gente progrese y continúe mejorando. Este color se apoya en la educación y la tecnología.

El conflicto del azul con el rojo tiene que ver con el autocontrol. El azul considera que la prudencia y la planificación permiten que las personas proyecten su futuro. El rojo socava esa opinión porque siempre piensa a corto plazo y toma decisiones espontáneas que resultan destructivas a la larga. Este color se aprovecha de la naturaleza impulsiva de las personas, que buscan la satisfacción inmediata.

El conflicto del azul con el verde tiene que ver con la disposición a cambiar. El azul apuesta por la innovación tecnológica y siempre utiliza su búsqueda del conocimiento para encontrar nuevas soluciones a los problemas de la vida. El verde socava estos métodos cuestionando la rectitud del cambio. Este color se aprovecha de la naturaleza costumbrista de las personas y de su miedo intrínseco a las cosas nuevas.

El conflicto del azul consiste en promover un cambio lento y deliberado ante fuerzas que tratan de sortearlo o detenerlo.

El negro contra el verde y el blanco

El negro quiere el poder. Este color cree en la responsabilidad personal y quiere proporcionar a todo el mundo la facultad de controlar el rumbo de su propia vida. Sus conflictos son contra dos fuerzas que quieren arrebatar a los individuos la posibilidad de elegir: los falsos conceptos del destino y la moral. El negro busca generar oportunidades permitiendo que la gente tome decisiones y se gane su autoridad sobre ellas. Para eso se apoya en los conceptos del libre albedrío y la autonomía personal.

El conflicto del negro con el verde tiene que ver con el destino. El negro predica que cada persona ejerce el control sobre sus decisiones y el rumbo de su vida. El verde socava esa creencia promoviendo el concepto de que las vidas de las personas están predeterminadas y que los individuos están obligados a seguir el camino que se les ha asignado. Este color se aprovecha del miedo natural a la incertidumbre y engaña a la gente prometiendo una recompensa que no es necesario ganarse.

El conflicto del negro con el blanco tiene que ver con el realismo. El negro considera que la única persona en la que puedes confiar eres tú mismo. Depender de los demás te hace vulnerable a la decepción o algo peor. El blanco socava esta opinión sembrando la idea de que los fuertes están obligados a consentir a los débiles, de que la gente no merece mayor compensación por trabajar más duro. Este color se aprovecha de que los débiles son más numerosos que los fuertes y les ofrece una falsa sensación de valía.

El conflicto del negro consiste en crear un sistema que recompense los méritos ante fuerzas que consienten la debilidad.

El rojo contra el blanco y el azul

El rojo quiere la libertad. La meta de este color es tener la facultad de seguir sus pasiones adondequiera que le conduzcan. Sus conflictos son contra dos fuerzas que quieren interponer obstáculos en su camino: la cautela y la impasibilidad. El rojo busca la acción y anima a la gente a seguir sus propios impulsos. Para ello se sirve del entusiasmo y la espontaneidad.

El conflicto del rojo con el blanco tiene que ver con la creación innecesaria de normas. El rojo entiende que existen peligros en la vida, pero ninguno de ellos es tan nefasto como el de no disfrutarla, el de lamentar las decisiones que nunca se tomaron. El blanco socava este pensamiento imponiendo una normativa que da más prioridad a la seguridad del grupo que a los derechos de los individuos. Este color se aprovecha del miedo de la gente a sufrir daño.

El conflicto del rojo con el azul tiene que ver con la inacción. El rojo comprende que los factores desconocidos sean un riesgo, pero superar los obstáculos de la vida forma parte del viaje. El azul socava esta idea promoviendo la creencia de que resulta necesario comprender totalmente los problemas antes de afrontarlos. Este color se aprovecha de la reticencia a cometer errores.

El conflicto del rojo consiste en incentivar la actividad frente a fuerzas que intimidan a la gente y la frenan.

El verde contra el azul y el negro

El verde quiere la aceptación. Este color opina que el sistema natural es perfecto y solo quiere permitir que dicho sistema se desarrolle sin intromisiones externas. Sus conflictos son contra dos fuerzas que tratan de provocar cambios contra natura: las tentaciones de cambiar nuestra identidad y de alterar nuestro destino. El verde quiere fomentar la aceptación del sistema natural y conseguir que la gente se dé cuenta de que no necesitamos buscar algo mejor, porque el sistema que ya tenemos es el mejor. Este color se apoya en el aprecio por nuestra naturaleza interior y nuestro destino.

El conflicto del verde con el azul tiene que ver con el rechazo a la genética, a esa creencia errónea de que podemos cambiar nuestra naturaleza. El verde considera que nacemos con las cualidades que nos definirán. El azul socava ese principio promoviendo la idea de que la gente puede convertirse en alguien distinto a quien realmente es. Ese color se aprovecha del deseo de ser una persona fundamentalmente distinta de quien nacemos para ser.

El conflicto del verde con el negro tiene que ver con el rechazo al destino. El verde entiende que el viaje de la vida consiste en comprender qué papel desempeñamos en el gran conjunto de las cosas, para luego aceptarlo y cumplirlo. El negro socava esta visión haciendo creer que la gente puede escapar de su destino, que trastocar las conexiones entre los seres vivos puede conducir a algo que no sea el desastre. Ese color se aprovecha de la curiosidad de las personas por explorar el lado oscuro de su naturaleza.

El conflicto del verde consiste en lograr la aceptación del mundo frente a fuerzas que tratan de convertirlo en algo que no es.

El conflicto lleva al odio

Una de las lecciones que aprendes cuando estudias escritura creativa es que la ficción, en el fondo, se basa en los conflictos. El protagonista quiere lograr algo, mientras que el antagonista, ya sea una persona, una fuerza o un conflicto interno, trata de impedirlo. El sistema de colores presenta un equilibrio similar, en el sentido de que los anhelos y deseos de cada color se contraponen a los de sus enemigos. Espero que el artículo de hoy haya demostrado que la auténtica belleza no radica solo en las filosofías individuales de los cinco colores, sino también en las relaciones entre ellos.

He tenido que simplificar un poco los conflictos para condensarlos en un solo texto. A medida que reflexionéis sobre ellos, veréis que todos tienen muchas facetas diferentes. Por ejemplo, el conflicto del rojo contra el blanco puede dar lugar a dos historias muy distintas (El caballero oscuro no tiene nada que ver con Todo en un día, por hacer una comparación).

Siempre me encanta recibir vuestras opiniones, pero como el sistema de colores es una de mis pasiones (mi faceta roja empieza a asomar), hoy siento especial interés por leer qué pensáis sobre este tema. Podéis escribirme un correo electrónico o hablar conmigo en cualquiera de mis perfiles en redes sociales (Twitter, Tumblr, Google+ e Instagram) para contarme vuestras impresiones.

Volved la semana que viene, en la que os traeré una nueva evaluación aplicando la Escala de tormenta.

Hasta entonces, espero que vuestros conflictos sean tan interesantes como vuestras filosofías.


"Drive to Work #382—Mirrodin Showdown"

Mi podcast "Ravnica Showdown" fue tan popular que he decidido grabar otro parecido. Esta vez enfrentaré a las mecánicas del bloque Mirrodin con las del bloque Cicatrices de Mirrodin. ¿Cuáles ganarán? Escuchad para descubrirlo.

"Drive to Work #383—20 Lessons: Customization"

Esta es la novena entrega de mi serie "20 Lessons, 20 Podcasts", inspirada en mi charla en la GDC de este año (también escribí tres artículos basados en ella, que podéis leer aquí, aquí y aquí). En este podcast explico por qué es tan importante dejar que los jugadores puedan personalizar su estilo de juego.