¡Bienvenidos a la Semana Mardu! Durante estos días, vamos a hablaros sobre la cuña roja-blanca-negra. Como en todas las semanas temáticas de los clanes, hoy vamos a ver qué tal se llevan los colores de los Mardu. Para averiguarlo, los he reunido, les he planteado algunas preguntas y luego les he dejado que debatan. Por cierto, ya he entrevistado a los colores de los clanes Abzan y Jeskai. Si queréis leer más artículos sobre las filosofías de los colores en general, podéis acceder a mi página sobre el sistema de colores, donde encontraréis todo tipo de textos sobre ese tema, aunque la mayoría estarán en inglés.

Mi objetivo con estos artículos temáticos sobre las cuñas es ayudaros a que comprendáis mejor cómo interactúan los colores y qué puntos tienen en común y en contra. Ahora que os he explicado todo esto, comencemos.

Hola a todos. He empezado todas estas entrevistas pidiendo que los colores se presentasen. Sigamos la tradición y hacedlo en el orden por el que aparecéis en los costes de maná de las cartas mardu.

Soy Rojo, el color principal de la cuña mardu. Quiero lograr la libertad poniéndome en acción.

Soy Blanco. Mi objetivo es lograr la paz mediante la estructuración.

Y yo soy Negro. Lo mío es hacerme con el poder cuando se presentan oportunidades. ¿De verdad vamos a tener que repetir esto cada vez que nos entrevisten?

Como en otras ocasiones, me gustaría empezar hablando sobre el atributo que representa la cuña en la que trabajáis juntos. ¿Qué me podéis decir sobre la velocidad?

Un momento, por favor. Antes de comenzar, me gustaría decir algo. Esta es mi tercera intervención, y por suerte es la última. Creo que la estructura de estas entrevistas es insostenible... O quizá es que no hay una estructura. Si queréis que participe, solicito que al menos se ponga cierto orden.

No cedáis a sus exigencias. Aquí no negociamos con terroristas.

¿Disculpa? Aquí el terrorista e... No, no. No le sigas el juego. Céntrate en el tema, céntrate en el tema. Como decía, si queréis que participe, tiene que haber una serie de normas.

"Tiene que haber una serie de normas". Ya lo capto: Blanco es como un loro y no puede dejar de repetir siempre lo mismo.

A ver, Blanco, ¿entiendes siquiera el objetivo de estas entrevistas? El señor Rosewater quiere que demostremos cuál es la dinámica que hay entre nosotros tres. Si impones tus normas, al final socavas el cometido del encuentro.

Aparte, a mí me prometieron que no habría normas.

¿Por qué a Rojo le prometieron que no habría normas y a mí no me aseguraron que sí las habría?

¿Lo preguntaste tan siquiera? Cuando Mark me dio el toque, le dije que vendría con una condición: nada de normas. A lo mejor tendrías que haber hecho lo mismo.

¿Pedir que hubiese normas en la entrevista?

Eso mismo.

Pero si las entrevistas ya tienen normas de por sí. ¿Por qué iba a tener que solicitar algo que ya debería formar parte de ella por naturaleza?

Pues quizá te equivocases, porque ahora estás intentando cambiar las cosas.

No intento cambiar nada. Lo único que quiero es que el señor Rosewater cumpla la promesa tácita que hizo cuando me invitó a las entrevistas.

Me hace gracia que califiques de "tácito" algo que en realidad no se prometió.

Repetiré la pregunta: ¿qué me podéis decir sobre la velocidad?

Me encanta. Soy el color más activo, así que me gusta ir al grano lo antes posible. Si hay que luchar, luchemos.

A veces, el mejor ataque es golpear al oponente antes de que esté preparado.

Alarauda de Gurmag | Ilustración de Jeff Simpson

Otros colores pasan demasiado tiempo pensando, maquinando y planeando. ¿Sabes cómo se gana una pelea? Golpeando al rival hasta dejarlo fuera de combate antes de que él pueda hacerte lo mismo.

Esa actitud proactiva es una de las cualidades que más me gustan de Rojo. La celeridad y la brutalidad son herramientas muy poderosas.

La clave es no pensar tanto; las reflexiones no hacen más que frenarte. Los impulsos son súbitos: presientes algo y te pones en marcha, presientes algo y te pones en marcha.

Yo sí considero que la velocidad se puede aprovechar estratégicamente. Una artimaña muy eficaz es descubrir qué es lo que el oponente nunca vería venir, y luego hacerlo. Una de estas tácticas es golpear rápido y muy duro desde el principio.

Es cosa mía, ¿o aquí hay alguien que no está participando?

No es solo cosa tuya, no. La verdad, ahora mismo estoy muy a gusto. Blanco es un tanto monótono a veces...

Blanco, ¿qué puedes decirnos sobre el atributo de la velocidad?

No le siga el juego, señor Rosewater. Si Blanco no quiere hablar, que no hable; ya lo hacemos Rojo y yo, que nos entendemos de maravilla.

Eh, tengo una sugerencia: podemos responder nosotros como si fuésemos Blanco. Ya veréis qué divertido. "Hola, soy Blanco, ¿queréis saber qué me gusta de la velocidad? Poner a todos mis soldaditos bien alineados y luego mandarlos al combate muy rápido, pero sin romper filas. Y atacamos en orden, chicos: guerrero, guerrero, berserker y guerrero".

"Ah, y me gusta atacar proactivamente a quienes yo considero que son malvados, aunque luego abogue por no ser nunca el primero en tomar la ofensiva".

Lo más gracioso es que Blanco es el especialista en la mecánica de dañar primero, que es una de las cosas que tenemos en común.

"Oh, y también me gusta menospreciar a cualquier color que utilice la magia para destruir criaturas. Menos a mí mismo, por supuesto".

Si no hablo, ¿lo único que vais a hacer es criticarme?

Exacto, en eso estábamos.

Pues sí, no sé si has notado el tono de burla.

Los ejércitos son herramientas muy pulidas y la velocidad es una de sus cualidades. Si las tropas son pequeñas y ágiles, los ejércitos pueden neutralizar al enemigo antes de que se convierta en una amenaza.

Y no olvides que atacar con todo es muy divertido.

Una de las ventajas de la planificación es que permite utilizar estrategias ofensivas veloces, sobre todo si tu ejército lo forman criaturas que se pueden invocar enseguida.

Jefe de hordas mardu | Ilustración de Tortstein Nordstrand

¿Cuánta planificación requiere tu estrategia de "¡atacar, atacar y atacar!"?

No permitiré que os burléis de mis creencias, par de insolentes, pero no tengo por qué debatir con vosotros.

Hablemos sobre las mecánicas de las que disponéis para utilizar una estrategia basada en la velocidad.

Los tres contamos con criaturas pequeñas y agresivas; Blanco y yo tenemos más que ningún otro color.

Rojo y yo podemos matar criaturas para despejar el camino a nuestras tropas.

Yo también puedo neutralizar criaturas, casi siempre apartándolas del combate o impidiendo que ataquen o bloqueen.

Rojo y yo podemos hacer daño directo a las criaturas o a los oponentes. Es más, yo suelo utilizar efectos de drenaje.

Blanco y yo tenemos la habilidad de dañar primero.

Y dañar dos veces.

Blanco y yo también tenemos muchos trucos de combate; instantáneos, vamos.

Blanco y yo tenemos criaturas voladoras pequeñas. También coincidimos en el vínculo vital, aunque no sé si eso tiene que ver con la velocidad.

Básicamente, los tres tenemos con qué llevar a cabo una estrategia de ofensiva total.

Blanco, ¿qué se siente al colaborar con tus dos enemigos?

¿Dé quien quieres que hable primero, de don Maligno o de don Caótico?

Para el carro. Me encanta eso que haces de venderte como si fueses un santurrón, pero luego no dejas de poner nombres horrendos a los demás.

¿No decías que no crees en la maldad?

Y no lo hago, pero entiendo qué significa ese concepto para ti y para otra gente. Cuando me llamáis malvado, estáis diciendo que soy lo peor que podéis imaginar y no os importa lo que yo piense o en qué creo. Cuando habláis de mí, utilizáis términos muy despectivos que habéis definido vosotros mismos.

¿Y?

¿No crees que esa es una actitud hipócrita? ¿Acaso no pregonas que el bien reside en el interior de todo el mundo? ¿Tu objetivo no es traer la paz al mundo? Siempre te oigo hablar de ello, pero me parece que no haces nada para cumplir tu meta.

Vaya novedad: la personificación del mal me dice que no soy lo bastante bondadoso.

Estoy usando tus definiciones, no las mías.

A veces hay que ser proactivos para purgar el mal del mundo.

¿Eso es lo que te dices a ti mismo? ¿Que insultarme y acusarme son medidas proactivas? Estás tan obcecado que ni siquiera te das cuentas de todo lo que no ves.

Ilumíname.

Sortilegio mardu | Ilustración de Mathias Kollros

Muy bien. Se supone que tu meta es que todos vivamos en paz. Hablas de clemencia y compasión y consideras que tu ética es la correcta, pero cada vez que tratas conmigo, no veo la clemencia y la compasión por ningún lado. El comportamiento que demuestras conmigo se parece muchísimo al que tú criticas en los demás. Me prejuzgas y nunca te tomas tu tiempo para conocerme. Me defines como si fuese el hombre del saco para que tus seguidores sientan miedo, porque si no existiese el mal, si solo fuese algo que te has inventado porque necesitas mantener bajo control a todo el mundo, entonces el malo serías tú, no yo.

Dijiste que no crees en el bien y el mal.

Creo en la hipocresía.

Señor Rosewater, ¿quería saber qué se siente al tratar con Negro? Esto. Este color disfruta tergiversando las palabras y las ideas.

Repito que solo estoy utilizando tus definiciones.

Mi mundo lo definen dos cosas: el sentido de la moral y el sentido del orden. Por eso, tener que colaborar con la personificación de la inmoralidad y la del caos es muy agobiante.

¿La inmoralidad? Yo no soy el color de la inmoralidad, sino de la amoralidad. ¿Sabes por qué? Porque la moral no existe y, por tanto, la inmoralidad tampoco. Sé que te reconforta creer en conceptos absolutos, pero el mundo no funciona así, de ningún modo.

¿Y tú qué sabrás?

A diferencia de ti, yo observo y no me escondo cuando algo no me agrada. No creo en las cosas que no se pueden ver. Voy a reconocerte un mérito: estoy realmente impresionado con lo bien que vendes el concepto de la fe, eso de creer en algo que, por definición, no se puede demostrar. Qué listo... ¿Cómo se puede demostrar que estás equivocado si el pilar de tu filosofía depende de la creencia ciega de la gente?

Prefiero que me juzguen por mis actos. ¿Me aprovecho de los demás para beneficio propio? No. ¿Miento, engaño, robo y hago básicamente lo que me plazca con tal de salir adelante? Tampoco. ¿Mato a otros solo porque quiero lo que ellos tienen? Ni hablar. ¿Sabes qué es lo que hago yo? Velar por los demás y anteponer el bienestar del grupo al mío. Yo me sacrifico para ayudar al prójimo.

Entonces, ¿admites que eres un iluso?

Es mejor que ser un sociópata sin escrúpulos.

¿Sabes cuál es la diferencia entre nosotros? Que tú toleras la debilidad y yo abogo por la fortaleza. Tú presupones que la gente es incapaz de cuidar de sí misma y por eso intervienes. Yo presupongo que la gente se merece el derecho a demostrar qué es capaz de hacer. En mi mundo, la gente tiene que ganarse lo que quiere, nada se regala.

En tu mundo, la peor calaña puede salir adelante y el poder no se obtiene con méritos, sino siendo cruel.

¿Cruel? Ese tema lo dejamos para otro día. Rojo, ¿quieres intervenir?

Tranqui, estoy disfrutando del espectáculo.

¿De dónde has sacado las palomitas?

Eso es secreto.

Como decía, creo que he acaparado mucho tiempo de debate con Blanco. ¿Te cedo el turno?

Venga, vale.

Pásame las palomitas mientras tanto.

Sabía que me las ibas a pedir. Bueno, Blanco, ¿cómo lo llevas?

Nos está yendo muy bien juntos en la cuña mardu. ¿Y si evitamos los conflictos entre nosotros?

Pero si hemos venido para que se vean las riñas que tenemos.

No, nos han invitado a charlar, no a pelearnos.

Charlar, pelearse... ¿qué más da? Hemos venido para hablar de nuestras diferencias.

Pero podemos hacerlo con calma, sin que nadie se enfade. Podemos comentar nuestras perspectivas y contrastarlas, sin encender los ánimos.

¿Acabas de decirme "sin encender los ánimos"? ¿A mí? No quieres discutir, ¿pero lo sugieres privándome de lo que más aprecio?

He usado las palabras equivocadas. Solo quiero decir que podríamos evitar lo que nos pasa siempre.

¿Lo de que yo enciendo los ánimos?

Yo no reniego de las emociones; no soy como Azul. Los sentimientos son muy importantes para unir a las personas. Mi dilema es que las emociones pueden provocar que las personas hagan y digan cosas que no pretendían.

Al contrario, sí que pretendían decir y hacer esas cosas. Las emociones permiten que la gente se comporte en función de lo que siente. Ese es mi mayor problema con Azul y contigo: a los dos os encanta reprimiros. ¿Qué tiene de malo que la gente diga lo que piense?

Que se generan conflictos.

¿Y cuál es el problema de que haya conflictos? Pero si tú eres el color de los ejércitos y estás luchando todo el tiempo, hombre.

Los ejércitos no se forman para luchar, sino para no tener que hacerlo.

Ya, y por eso mismo se forjan armas: para no usarlas.

Espada de fuego fantasmal | Ilustración de Cyril Van Der Haegen

El problema es que tú no pareces entender el precio que se paga cuando surgen conflictos. Consideras que son una especie de pasatiempo.

Y tú consideras que son como la peste. Los humanos somos conflictivos por naturaleza; así es como resolvemos los problemas entre nosotros.

Pero no tiene por qué hacerse así. La gente puede solucionar sus problemas sin luchar. En vez de darnos de puñetazos, podemos sentarnos y hablar.

Yo no resuelvo todos mis problemas a golpes. Entiendo que esa es la etiqueta que quieres ponerme para que yo parezca el color alocado, pero no es más que una de mis facetas. Si tengo que pelear, lo haré, pero no soluciono así todos los conflictos. La diferencia entre nosotros cuando nos sentamos a hablar es que yo digo lo que pienso y que voy directo al grano. Si tengo un problema con alguien, se lo digo y lo hablamos. No me gusta hacer como que no pasa nada y andarme con rodeos, como haces tú.

Pero no siempre resuelves tus conflictos; de hecho, parece que lo más habitual es que vayan a peor.

¿Acaso es mejor ignorarlos y dejar que nos carcoman por dentro?

Negro y tú tomáis decisiones pensando en vosotros mismos. ¿En qué os afecta un problema? ¿Qué tenéis que ganar o perder? ¿Sabéis qué? Que casi siempre, vuestros problemas no os afectan solo a vosotros.

Ya estamos otra vez con los estereotipos, aunque estoy de acuerdo con que Negro es bastante egoísta; espero no haberte ofendido.

Para nada. Es más, soy muy egoísta.

Pero bueno, yo sí que me preocupo por los demás. Te recuerdo que soy el color del amor, la pasión y la lealtad. ¡Hago cosas por los demás todo el rato! Ahora bien, lo que no hago es tomar decisiones que beneficien a gente que no conozco de nada. ¿Por qué iba a tener que sufrir por un desconocido?

No todas las leyes tienen que beneficiarte al máximo.

¿Y por qué no establecer menos leyes, pues? Tú y tus normas... No necesitamos tantas reglas.

Has afirmado que no harás nada por gente que no conoces. Quizá no te importe la influencia que tienes en la sociedad, pero eso no significa que a la sociedad no le importe. Si todo el mundo hiciese lo que quisiese, sería un caos.

Y dale con el caos: solo es otro de tus queridos hombres del saco. Oh, no, no puede haber caos, porque si no, tú no tendrías el control total y absoluto. Válganos el cielo si no puedes planear algo de antemano. Pues que sepas que la espontaneidad también tiene cabida en el mundo.

En mi mundo, la gente puede sentirse molesta por mis ideales. En el tuyo, la gente muere por culpa de ellos.

Anda, así que la gente a la que privas de su libertad solo se siente "molesta".

¿La gente no tiene el derecho a hacer lo que quiera?

¿Como decirle a los demás lo que se puede hacer y lo que no?

¿Para qué habré venido hoy? Ya imaginaba que pasaría esto...

Pero tenías que venir, porque lo habías planeado. Lo tenías en tu agenda; ¿cómo no ibas a venir?

Ya entiendo. A vosotros dos no os importa la sociedad. Solo queréis hacer lo que os plazca y no queréis que nadie os recuerde que vuestros actos quizá perjudiquen a otras personas.

Pues sí, más o menos.

Negro, Rojo, hemos hablado largo y tendido sobre vuestros conflictos con Blanco, pero siento curiosidad por saber si hay alguno entre vosotros.

Al igual que Blanco, todo el mundo quiere pensar que soy tan egoísta como Negro solo porque somos colegas. Es cierto que tengo una vena hedonista, pero me importa mucho la gente con la que tengo un vínculo emocional. De hecho, siempre antepondré el bienestar de mis seres queridos al mío, pero creo que Negro no sería capaz de hacer algo así.

Rojo es un poco temerario para mi gusto. Me encanta la violencia gratuita tanto como a cualquier otro color, pero Rojo suele tomar decisiones malas a largo plazo y no piensa en las consecuencias de sus actos, lo cual me molesta.

Puede que nuestras mayores diferencias se vean mejor en el conflicto que hay entre nuestros otros aliados: Verde en mi caso y Azul en el suyo. Al igual que Azul, Negro cree que la gente tiene mucho control sobre sí misma y sobre sus vidas. En cambio, yo estoy de acuerdo con Verde en que la vida está un poco más predeterminada y que las cosas no pueden cambiar tanto como les parece a Negro y Azul.

Brigada montaponis | Ilustración de Mark Zug

Me temo que se nos acaba el tiempo. ¿Qué os parece si terminamos la entrevista como hemos hecho en las demás? Decidme una frase para convencer a la gente de que pruebe el clan Mardu. Seguid el orden por el que os presentasteis, por favor.

No hay ninguna respuesta adecuada si se golpea antes de lo que espera el otro.

Preparad vuestras amenazas antes de que los demás tengan con qué responder.

La victoria se consigue privando al oponente de sus recursos, y el tiempo es uno muy importante.

Gracias a todos por participar en otro interesante debate.

Espero que esta entrevista fuese tan reveladora como las dos anteriores. Como siempre, me encantaría recibir vuestros comentarios por correo electrónico o en cualquiera de mis perfiles en redes sociales (Twitter, Tumblr, Google+ e Instagram).

Volved la semana que viene, en la que bastará con ocho.

Hasta entonces, espero que expreséis lo que tengáis en mente.


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