¡Abandonen el barco!
Imaginad que estáis drafteando un mazo negro-rojo de vampiros. Os habéis establecido firmemente en ese arquetipo y tenéis cartas de ambos colores.
Pero entonces abrís el siguiente sobre y os encontráis con la mirada del Arcángel Avacyn, una de las cartas más potentes en Limitado de toda la colección. ¿Qué deberíais hacer?
De pronto os sentís como si estuvierais en un concurso, dudando qué habrá tras la puerta número dos.
Os sentís como el Doctor, enfrentado al dilema de elegir cuál de los dos planetas salvaréis.
Os sentís como Sarkhan cuando decide salvar a Ugin.
Os sentís... como un jugador de draft ante una decisión difícil.
Y estáis a punto de crear una bifurcación en el tiempo.
Que no cunda el pánico. Respirad. Hay formas de salir de esta. Podemos superar este obstáculo sin crear una paradoja temporal.
¿Seguís conmigo? ¿Sí? ¿No? Perfecto. Pues vamos allá.
El formato Booster Draft es como la vida: es una secuencia de decisiones que influyen en las decisiones futuras de quienes os rodean y de vosotros mismos. Esas decisiones determinarán vuestro futuro para bien o para mal.
Estas situaciones que deciden el curso de un draft son muy habituales. ¿Cómo podéis saber cuándo es mejor abandonar el barco y cuándo conviene mantener el rumbo?
Parte de la gracia de este formato es que no hay dos drafts iguales. Pero claro, eso puede complicar las cosas, porque siempre tenéis que tomar decisiones específicas para el draft exacto que estéis jugando. La que ayer fue una decisión acertada podría ser un error catastrófico hoy.
Por suerte, aunque no hay una guía 100 % eficaz para orientaros en cualquier draft, existen varias cuestiones generales que podéis plantearos para pensar cuál es el camino correcto a seguir.
¿Os preguntáis cuáles son? Bueno, será un placer explicároslas.
¿A qué renunciaríais?
Cuando dudéis si abandonar un color por otro, es importante que os preguntéis a qué renunciaríais.
Digamos que habéis empezado a draftear. Vuestro primer pick ha sido un Carácter ardiente y el segundo ha sido una Heredera de Falkenrath. Y entonces llega el tercer pick y aparece Avacyn.
Si os planteáis esta cuestión, deduciréis al instante que deberíais picar a Avacyn sin pensarlo dos veces.
Solo van dos cartas del draft, no os habéis volcado en ninguno de los dos colores y Avacyn es muy superior a las otras dos cartas. Además, no tenéis garantías de que os llegarán cartas rojas o negras así de buenas.
Ahora veámoslo desde otra perspectiva. Ya vais a negro-rojo y tenéis el mazo casi completo, pero os pasan a Avacyn en el tercer sobre del draft.
Aunque el Arcángel Avacyn es una carta muy buena y duele pasarla, en realidad no vais a usarla en vuestro mazo. No vais a poder juntar suficientes cartas blancas buenas como para cambiar de color en el tercer sobre.
Cambiemos un poco la situación. En vez de Avacyn, ahora hablamos de un Capellán de Brezalcercano.
En la situación de recibirlo en el tercer sobre, está claro que lo dejaríais pasar. Pero ahora volvamos al primer caso.
Habéis picado un Carácter ardiente y una Heredera de Falkenrath. Y ahora os llega el Capellán. Bueno, podríais agenciároslo, seguir picando cartas de los tres colores y decidir luego en cuáles centraros. Pero resulta que en ese mismo sobre también hay un Profeta demente.
El Capellán probablemente sea ligeramente mejor. Sin embargo, si lo picáis, es bastante probable que no utilicéis las tres cartas que habéis elegido en vuestro mazo final. En otras palabras, una de ellas sería un pick "desperdiciado". En cambio, si os quedáis con el Profeta, tanto el Carácter ardiente como él seguramente estarán en vuestro mazo definitivo; de hecho, incluso ayudará a que el Carácter pase el corte.
Este razonamiento puede seguir aplicándose con el draft ya avanzado. En general, cuantas más cartas tengáis que desechar para usar una carta, mejor tendrá que ser dicha carta para plantearos el cambio.
Esta cuestión es mucho más complicada de lo que parece. Volviendo al ejemplo original, ¿qué pasaría si Avacyn apareciera en el primer pick del segundo sobre?
Aquí es donde las cosas empiezan a complicarse y a depender mucho de la situación del draft. Exploremos otra perspectiva...
Las señales y el coste de oportunidad
Bueno, puede que esas no sean las palabras más interesantes del mundo, pero son muy importantes para decidir qué rumbo debéis seguir.
Centrémonos primero en las señales.
En un draft de Magic, hablar de señales no tiene que ver con guiños o movimientos de cabeza ni con golpetear en Morse en la mesa: significa fijarse en los colores que dejáis pasar y los que recibís. ¡Muchas veces, esto es igual de importante que saber decidir qué carta picar!
Veamos cómo funciona esto en la práctica. Por ejemplo, si solamente picáis cartas rojas en el primer sobre, los jugadores de vuestra izquierda no recibirán muchas cartas rojas; por tanto, cuando ellos os pasen cartas en el segundo sobre, seguramente os llegarán bastantes perlas de ese color.
De forma similar, si estáis en el cuarto pick del primer sobre y os llegan dos cartas negras de calidad, eso es una buena señal de que seguiréis recibiendo buenas cartas negras.
¿Qué tiene que ver esto con decidir si abandonar el barco en pleno draft o no hacerlo?
Vale, pues volvamos a la situación más complicada del apartado anterior: habéis empezado a draftear el arquetipo negro-rojo de vampiros en el primer sobre y abrís a Avacyn en el segundo. ¿Deberíais pillarla?
Ahí es donde entran en juego las señales.
Suponed que, mientras pasabais cartas, os habéis fijado en que había muchas cartas blancas buenas entre ellas. Eso significa que los jugadores de vuestra izquierda probablemente las hayan picado. Si os quedáis a esa Avacyn, es muy poco probable que os lleguen suficientes cartas blancas en el segundo sobre como para cambiar de color, por lo que el pick no merecerá la pena.
Por el otro lado (de la situación, no de Avacyn), si habéis visto que no os ha llegado mucho blanco desde la derecha, os encontraréis ante una situación muy interesante.
Los jugadores de vuestra izquierda probablemente no vayan al blanco porque vosotros no les habéis pasado gran cosa. Si os quedáis a Avacyn, probablemente os llegará un buen puñado de cartas blancas en este sobre.
La cosa pinta bien, ¿verdad? Bueno, en realidad tendréis que pagar un coste: si en el primer sobre no habéis visto muchas cartas blancas, ¡seguramente sea porque algún jugador de vuestra derecha se las ha agenciado!
Básicamente, picar a Avacyn en esa situación os recompensará con cartas blancas en el segundo sobre, pero contad con que no recibiréis muchas en el tercero. Todo depende de lo buenas que sean las cartas que ya tengáis: si habéis conseguido cartas negras y rojas muy buenas, quizá sea mejor no desviarse del rumbo; por contra, si uno de los dos colores solo es aceptable, quizá os convenga abandonarlo y lanzaros a por cartas blancas en el segundo sobre.
Por supuesto, picar a Avacyn en realidad no os obliga a ir al blanco. Ahí es donde interviene el concepto del coste de oportunidad.
¿Cuál es el coste de oportunidad de quedaros a Avacyn en esa situación?
Este término prestado del ámbito económico se define como "la pérdida de los beneficios potenciales de otras alternativas, una vez elegida una opción".
En el contexto que os propongo, esto se resume en la cuestión de antes: ¿a qué renunciáis por tomar esta decisión?
El coste de oportunidad de picar a Avacyn sería renunciar a otra carta.
Supongamos que, por algún casual, en ese montón de cartas no hay ninguna que os interese para vuestro mazo negro-rojo. Bueno, en ese caso probablemente os interese echarle el guante a Avacyn y ver si al final os llegan buenas cartas blancas. Si resulta que no, tampoco pasa nada, pero si la jugada os sale bien, ¡tendréis al Arcángel Avacyn en el equipo!
Por otra parte, si entre el montón de cartas hubiese alguna muy buena para el arquetipo negro-rojo de vampiros y demencia (como los Jóvenes incorregibles), el coste de oportunidad para vuestro mazo sería elevado. Si la jugada de picar a Avacyn no os sale bien, habréis perdido la ocasión de conseguir una carta buenísima para vuestro arquetipo. Los Jóvenes incorregibles seguramente serían una de las mejores cartas de vuestra baraja, por lo que les daría prioridad en esas circunstancias.
Recapitulemos: en primer lugar, fijaos en lo que os digan y hayan dicho las señales. Luego, teniendo en cuenta el contexto, valorad cuál sería el coste de oportunidad para vuestro mazo.
Aunque la alternativa sea tentadora, muchas veces conviene mantener el rumbo si el coste de oportunidad es elevado.
¿Sois lo que creéis que sois?
Y no lo pregunto solo porque estemos en Innistrad.
Para terminar, otro aspecto importante en un draft es evaluar constantemente vuestras decisiones y procurar que lo que tengáis en mente sea lo que de verdad hayáis drafteado.
Suponed que al principio echáis el guante a unas cuantas cartas agresivas y se os mete en la cabeza que vais a draftear un mazo agresivo. Luego os llega algo de removal y lo picáis. Entonces termináis el primer sobre pillando algunas criaturas defensivas. Luego, en el segundo sobre, tenéis la opción de quedaros una criatura agresiva, como el Lobo de la jauría aullante, o una carta más lenta y capaz de dominar a partida avanzada, como el Necrópodo de Morkrut.
La naturaleza humana os impulsaría a pillar la primera cosa en la que penséis y a seguir por ese camino. Sin embargo, si vuestra mentalidad sigue siendo agresiva, quizá no os deis cuenta de que vuestro mazo no tiene pinta de ser agresivo. Por tanto, la carta lenta es mejor para él.
Con los colores ocurre algo parecido. No os imagináis en cuántos drafts he creído que estaba afianzado en dos colores (digamos rojo y negro), solo para darme cuenta al terminar de que apenas tenía seis cartas negras que realmente me interesaba jugar. ¡Y todo porque me había obcecado al principio!
La moraleja de todo esto es que debéis aseguraros de que tenéis el tipo de mazo que creéis que tenéis. Por ejemplo, no habría motivo para dejar escapar a Avacyn si en realidad solo tenéis una carta negra decente.
Rumbo a buen puerto
Draftear es fácil de aprender... pero extraordinariamente difícil de dominar.
Para reconocer cuándo es mejor cambiar y abandonar el barco, lo ideal es que seáis capaces de recordar todo lo que habéis hecho, desde leer las señales hasta recordar las cartas que habéis picado y pasado, lo que puede ser un auténtico reto. Aun así, la próxima vez que os enfrentéis a una situación como esta, pensad cómo ha ido el draft y cómo es vuestro mazo. Planteaos algunas de estas cuestiones. Creo que así os resultará un poquito más fácil... ¡y veréis cómo se os dará cada vez mejor!
Si tenéis alguna pregunta sobre cuándo abandonar el barco en un draft o queréis plantear algún caso que os haga dudar, me encantaría que me lo dijeseis. ¡Puede que hasta utilice vuestra situación en un artículo en el futuro!
No dudéis en escribirme por Twitter o Tumblr; si no, también podéis mandarme un correo electrónico a beyondbasicsmagic@gmail.com.
Hasta que volvamos a leernos, espero que consigáis abandonar el barco en el momento adecuado.
Nos vemos la semana que viene,
Gavin